#Serendipia
Tener a un familiar hospitalizado es una situación que a todos nos llena de tristeza, incertidumbre y dolor. Para mí, la forma más fácil de reencontrarme, de digerir el dolor y de enfocarme; es caminar, si es al aire libre me sienta mucho mejor.
Así que sin dudarlo esa mañana me estacioné y empecé a caminar sin rumbo calle arriba y de la nada un juguetón perro llamó mi atención, un perro de esos que parecen sonreír por el placer que les causa el paseo. Luego vi a sus humanos, una pareja de jóvenes en plan de caminata, así que seguí caminando, ya no era sin rumbo, era siguiendo a ese buen trío.
Así dio inicio mi camino de la esquina del Hospital del ISSSTE OAXACA hacia el cerro que inicia a unos 300 metros.
Caminé, y a cada paso mientras mi cuerpo se iba cansando e iba perdiendo el aliento, mi mente se liberaba, me sentía más optimista y motivada a continuar caminando. Ya no seguía a nadie, mi perro alegre y sonriente se había ido con sus humanos en dirección al cerro que tiene unas antenas. Pero en ese momento yo ya tenía rumbo, caminaba porque quería descubrir el paisaje que mi cálculo mental prometía; mi motivación era llegar a una pequeña cruz que se veía a la distancia, lejos, en la cima.
El trayecto fue muy agradable, de vez en cuando encontraba a otras personas y las saludaba con la voz entrecortada por el esfuerzo que implica la subida.
Después de unos 25 minutos de caminar subiendo, mis sentidos quedaron extasiados, la vista era maravillosa, la cruz ya no era pequeña, era enorme y el lugar me fascinó. El aire en ese punto se sentía fresco, me reconfortó, fue genial.
Disfruté sentarme en las rocas a un lado de la cruz, admirar el tímido sol matutino y la vista 360 grados que se tiene estando ahí, luego mi ánimo se metamorfoseó y pensé en capturar el momento para compartirlo contigo.
Vi una placa en donde se describe quienes colaboraron para construir la cruz, en que año y solo pude decir gracias, hay gente que construye cosas que un día sin más, les regalan experiencias memorables a otros. Es tan noble como cuando siembras un árbol, no sabes quién va a disfrutar su sombra o sus frutos.
Así conocí la Cruz del Milenio o La Santa Cruz, como también la conocen y aparece en Google Maps.
Ahora, cada que voy conduciendo por el Fortín o por la Fuente de las 8 Regiones y veo a la distancia la cruz; mi mente se remonta a esa mañana, la mañana en que encontré un lugar maravilloso, gracias a mi efímero perro sonriente y su contagiante alegría. Y quiero volver.
A unas semanas de mi caminata matutina con la mente clara y mi familiar estable y feliz, deseo que ojalá tú también encuentres tu ángel perruno o humano, cuando pases por una situación difícil en tu vida, ojalá encuentres tu cima que te permita vislumbrar 360 grados y discernir.
¡Ojalá!
Te invito a visitar este lugar y disfrutar las espectaculares vistas de la ciudad.
¡Ven a vivir Oaxaca!
#SèTuristaEnOaxaca